Los mayas y los egipcios sabían mucho acerca del cielo y, probablemente, la civilización que los antecedió sabía mucho más. Recién hoy la ciencia moderna está a nivel como para confirmar la veracidad de los datos recopilados por nuestros ancestros y ponernos a pensar sobre el significado de palabras como “primitivo”, “creencias animistas”, “astrología”, “atlántida”, etc.
Personalmente estudié las profecías de Chilam Balam, como parte de un estudio general que realicé sobre la civilización del México antiguo y me sorprendió la exactitud de algunas, careciendo de material y conocimientos como para confirmar las restantes.
Lo cierto es que gran parte del material rescatado “por milagro” de la destrucción de los invasores y clérigos colonizadores, aún no se ha descifrado.
Los mayas tenían, según se dice, un calendario que reunía varios tipos de medición del tiempo y está considerado el más perfecto instrumento de este tipo, más exacto y completo que los modernos.
Una de estas visiones abarca períodos de 52 años, que, relacionados con otra de períodos mayores, indican al año 2012 y, más exactamente, al 21 de diciembre de ese año, como uno de especial importancia por los cambios dramáticos que se producirán. Esta predicción se ajusta, también, a otras provenientes del Egipto antiguo.